lunes, 15 de octubre de 2012

El Viento en los Sauces, K. Grahame



A pesar de que, según el calendario, llevamos casi un mes de otoño, por aquí sólo se ha dejado ver un par de días. El sol no nos deja guardar la ropa de verano, ni dar nuestros deseados y esperados paseos por el campo. Así que, cansada de esto, el jueves por la tarde “olvidé” mis obligaciones y decidí salir a buscar un poco de fresquito otoñal.







Pedimos al dueño del Lapin Agile que nos pusiera el té en un vaso-termo, cogí a Mazapán y condujimos hasta la playa más cercana. Allí, me senté a disfrutar de la brisa marina cuando vi llegar a un señor enchaquetado, salido de la más pura época victoriana. Venía con un cuaderno en sus manos.

-          Buenas tardes, soy Kenneth Grahame… se dice por ahí que te gusta imaginar cómo serán el interior de las madrigueras que ves cuando paseas por los pinares en otoño. Yo puedo mostrártelo.

Se sentó a mi lado y comenzó a enseñarme sus dibujos garabateados. K. Grahame me narra la historia de la Rata de Agua y de su amigo el Topo quienes, junto al solitario Tejón, intentan hacer entrar en vereda al díscolo y altanero Sr. Sapo.

La Rata de Agua y el Topo
No os podéis imaginar lo que me gustan esas ilustraciones de animales antropomorfos, vestidos con ropa humana, cuyas madrigueras están construidas al más mínimo detalle, con alacenas, con la tetera burbujeante en la chimenea…


Juntos, abandonamos la playa y nos adentramos en el bosque de pinos. Mazapán corre delante de nosotros, creo que olisquea cada agujero que ve por si encuentra a esos animalitos de los que habla el señor Grahame.





Mi compañero de hoy comienza también a contarme su historia personal. Una historia algo triste. Su madre murió y su padre le abandonó, dejándolo con sus tíos. Su sueño era ir a Oxford, pero debido a la escasez de recursos, tuvo que abandonar esta Universidad para ir a trabajar a un banco. Pero nunca renunció a su amor por la escritura.

Vivió la época de cambios de la Revolución Industrial y parece que no se acostumbraba demasiado. Lo podemos ver bien en su relato de El viento en los sauces. Aboga por la vida pastoril, ese retiro campestre con el que muchos soñamos e idealizamos. El contacto con la naturaleza, la tranquilidad de un hogar con un fuego de madera al lado del cual sentirse seguro. 

Nuestro querido autor tampoco tuvo mucha suerte en su matrimonio, siempre fueron infelices. Y, para completar su desgracia, su único hijo Alastair (que siempre había sido enfermizo) murió en extrañas circunstancias a la edad de veinte años. La versión oficial es que fue accidental, pero se habla de que él mismo se tiró a los raíles del tren.

Comienza a levantarse algo de viento fresco.

-          Es el Viento en los Sauces- me dice Grahame, con una sonrisa cómplice.

-          Pero si aquí sólo hay pinos- le respondo mientras termino de recoger unas piñas del suelo.



 
Pero cuando me vuelvo él ya no está. Ha desaparecido por algún sendero, después de contarme su deliciosa historia de los cuatro animalitos. Quizás, la Rata de Agua lo ha invitado a cenar a su acogedora salita de madera. 

Así que Mazapán y yo volvemos al Lapin Agile, con el verdadero otoño de la mano y  con una nueva aventura a nuestras espaldas. 

Hoy lunes, por fin, se siente que la estación ha cambiado de verdad y que ya estamos en octubre. Os invito a que os quedéis un rato más a tomar una bebida caliente y a echarle una ojeada a las ilustraciones que habitan en el relato de Grahame. Y luego, si queréis, podemos ver algún capítulo de la 4ª temporada de Downton Abbey, porque para mí, desde que se estrenó la serie, el otoño también es Downton.

Las fotos son todas mías, excepto las ilustraciones que son de H. Hargreaves y la foto de Grahame. Espero que os haya gustado el paseo de hoy...

7 comentarios:

  1. Hola MaJosé, es la primera vez que oigo de este escritor, y creo que este tipo de libros me encantan!! Los dibujos me parecen adorables :)
    He buscado en youtube y hay una película animada que se ve muy buena. Mientras se consigue el libro está bien creo.
    Me parece muy triste la historia del escritor, por qué no habrá sido feliz con su esposa.
    Muy lindas las fotos, qué bonitos paisajes ah.
    Un abrazo!!! :D

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    1. Hola Pilar,
      La verdad es que pensé en ti cuando cogí el libro. Sé que, como a mí, te gustan estas historias donde los ilustradores pintan a los animalillos como si fueran personas.
      Tengo que mirar esa peli en youtube, seguro que es genial.
      La verdad es que su historia personal es tristísima, primero es infeliz con su mujer y para colmo la desgracia del hijo. Pero tuvo la literatura infantil como vía de escape a su realidad.
      :) Me alegro de que te hayan gustado las fotos, la verdad es que pasamos una buena tarde. Te hubiese gustado el paseo.
      Un abrazo muy grande!!

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  2. MªJosé, que bonito paseo por la playa, con tu taza termo...y mazapan. También soy asidua a las tazas termos, las llevo conmigo, muy amenudo. Es genial saber que una taza siempre te puede acompañar a donde vayas.
    Me ha encantado este paseo tuyo -con fotos incluidas- y el encuentro con Grahame. El viento en los sauces lo comencé hace unos años, y por circunstancias varias, tuve que abandonarlo, pero no descarto en algún momento volver a él. El Otoño es de las mejores épocas para leerlo.
    Dowthon Abbey...¿no van por la tercera ahora? ¿O es que ya la han echado? Estoy deseando que vuelva...También lo relaciono con el Otoño...
    Un beso grande!!!

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    1. hola María! ¿Te ha gustado el paseo? Fue muy bonito. La taza me la regaló mi hermana y es lo más útil que me han regalado nunca.
      A mí me gustó más el Seto de las zarzas o los cuentos de B. Potter, pero tenía muchas ganas también de leer éste y creo que eso ayudó a leermelo rápido.
      La tercera temporada de Downton creo que aún no la han televisado en España, yo la estoy viendo online (todo legal). He visto ya los cuatro primeros capítulos! Si tienes oportunidad, échale un ojo, como siempre, no te decepcionará.
      Un beso!!

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    2. Aquí vuelvo María, para decirte que ayer fui a ver Brave. Creo que era el último día que la emitían. El cine estaba de promoción y costaban todas las entradas para cualquier película dos euros, así que allí nos plantamos. Imagínate la cola de gente... aquello en vez de un cine, parecía la cola del Inem, allí estábamos todos los "tiesos" de Sevilla.
      A pesar de todo (casi una hora sólo para comprar las entradas), la espera tuvo su recompensa. Me encantó la pelicula, la música de gaitas, los paisajes...
      Gracias por la recomendación!

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  3. Querida Ma. José:
    que día tan maravilloso el que tuviste (y que he tenido yo también al leerte).
    Me ha parecido curioso eso de que cerca de la playa tengas pinos...aquí no podrías ver algo así porque las playas son tan cálidas que los pinos no pueden crecer cerca del mar; sólo hay palmeras borrachas de sol :P
    A veces las obras más bonitas de la literatura vienen desde en centro de las tragedias personales de sus autores...¡que paradoja!
    un beso,
    Ale.

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    1. Hola Ale!
      Tienes toda la razón en eso de que hay autores que fueron muy desdichados y, en vez de hundirse, encontraron la manera de convertir su dolor en obras de arte. Y yo, últimamente, parece que sólo cojo autores desgraciados jaja pero no es así, primero suelo leer los libros y, al final, es cuando suele venir información acerca de sus vidas.
      Qué preciosas las playas con palmeras!, suenan a postal de agencia de viaje. Tengo que visitar esas playas. Aquí sólo hay pinos y si te alejas algo de la playa, olivares. Las únicas palmeras son las que la gente planta en su jardín (pero muyyyy pocas).
      Gracias por pasear conmigo por esos pinares, querida. Los paseos son siempre mejor con buena compañía.

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